No lo leas
si no está dispuesto a apreciar casi 5 años de trabajo contenidas en 659
páginas.
No lo leas
si no quieres leer una historia que se quede en tu cabeza incluso cuando no
tienes el libro cerca.
“(Una frase) … de esas
cuyo punch le saque el aire al lector y lo obliguen a detenerse a mitad de
página para inhalar hondo”
No la leas
si no quieres vivir secuestrado por los personajes, por su intensidad y sus
ganas de luchar por sus sueños.
No lo leas
si te molesta estar fuera de tu zona de confort y no te quieres encontrar con
una gran narración que te hará despertar de un letargo literario.
No lo leas
si quieres seguir indiferente a lo que nos rodea.
No lo leas
si no quieres entender que la felicidad se esconde en el lugar más cercano.
No lo leas
si no crees que esa chispa que despierta el amor propio puede iniciar en el
lugar menos esperado.
No lo leas si crees que no existe el miedo, la impotencia, la rabia en las diferentes clases sociales de este país.
No lo leas
si no estás dispuesto a escuchar a Francisco pidiéndole explicaciones de la
vida tan cruel y asfixiante a Ceferino, a un muerto, a su padre.
“Ceferino, al sepultar
el pedazo azabache de carne carbonizada de piel en que te convertiste, ¿También
enterramos tu orgullo indígena? ¿Tu disciplina inculcada a garrotazos? ¿Tu afán
por hacernos “personas de bien” a base de insultos? ¿Tu violencia
incontrolable?”
No lo leas
si no te interesa conocer la historia detrás de un reo, lo que le duele, le
importa, lo cansa, lo motiva. Si no quieres conocer lo que lo llevó hasta ahí.
“Y si la familia lo
acepta, me iré a cuidar a Cecilia, la mujer que dejé como vegetal. Quiero
mostrarles que no soy malo y que si lo fui, ya no lo seré más.”
De corazón
te digo, no lo leas, no compartas conmigo las horas de angustia y de
exasperación que pasé al seguir los pasos de Marina para reconocerse en su
propia piel. No compartas conmigo la terquedad y perseverancia del Máquinas
para vengar el engaño. No sueñes conmigo una amistad como la de Pedro, Julián y
Alberto. No intentes entender el mundo de los Otros y los Aquellos, de los
prisioneros y sus familiares, de los asesinos y sus víctimas. No veas aquí una
novela en dónde tenemos indígenas que salen adelante, que muestran su fiereza y
su lucha. No sigas a José Cuauhtémoc para entender el asesinato de su padre, la
necesidad de una vida libre y la necesidad de matar que sale a pesar suyo.
No lo leas
si no quieres darte cuenta de las pequeñas ciudades llamadas cárceles donde los
líderes son los mismos reos, donde el objetivo principal no es reformar sino
sobrevivir.
“…la verdadera
libertad habita dentro de nosotros.”
No lo leas
si tu idea de este país, de nuestro México, es una idea rosa y quieres
mantenerte en la burbuja que te protege.
Pero, si
estás dispuesto a leerlo, prepárate. Prepara tu mente, tus emociones y tu
temple. En estas páginas encontrarás el fuego que te mueve, que te llena y que
te puede llegar a incendiar. Te preguntarás qué estás haciendo en esta vida que
te consume poco a poco; si en realidad eres consciente de ti mismo y de lo que
te rodea. Prepárate para dudar de las historias, de Marina, de Francisco, de
todos, hasta de ti mismo. Porque mientras más te adentres en este mundo y abras
tus ojos y tus oídos te darás cuenta de que esas historias están en nuestro
entorno. Prepárate y disfrútalo.
Te aseguro,
la vida no es la misma después de la primera página.
Y a ti, ¿Te
sobra mundo o te falta calle?
Goodreads: 5 estrellas
Muy buen libro, pero aún no decido si me gusta más que "El salvaje", con el que encuentro muchos paralelismos.
ResponderEliminarTengo programado el Salvaje para el mes de Noviembre, ya te contaré cuál es mi veredicto. Gracias por leerme. :)
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