marzo 26, 2010

Vendiendo Libros.


El centro de la ciudad alberga algunos locales llenos de libros que han pasado de generación en generación, de mano en mano, de casa en casa.

Libros con páginas amarillentas y pastas raídas, pero con la sensación de que han sido leídos y disfrutados en innumerables ocasiones. El día de ayer decidí ir a vender unos libros que tenía guardados y se me hacía de muy mal gusto no compartirlos así que los tomé y me lancé a buscar quien quisiera comprarlos, tres de ellos eran en inglés, dos eran para niños, uno sobre una investigación de aprendizaje auditivo y el último era una edición Porrúa de una novela de Alejandro Dumas.


Bueno pues me aventuré y mi impresión fue enorme al visitar al menos 5 de estos bellos lugares llenos de múltiples ediciones en estantes, mesas y hasta en el piso. Siempre nos quejamos de que los libros nuevos son muy caros es por eso que muchos de nosotros corremos a las librerías de "segunda mano" por que podemos encontrar el ejemplar de nuestro gusto a un precio de menos de la mitad de lo que íbamos a pagar por el nuevo. Pues en mi andar pude vender sólo los libros para niños y el de la investigación y no precisamente en el mismo lugar.

En el primer local vendí los dos primeros y me preguntaron cuánto quería por ellos; en ningún momento en el transcurso hacia el intercambio de lectura por monedas me puse a pensar cuanto me iban a ofrecer o, en este caso, cuanto iba a pedir por ellos; sólo me angustiaba el calor, si encontraría lugar para estacionarme y la duda de si en verdad los quería vender o no. Pues fijado el precio se interesó por los que ya comenté que vendía ahí y por el de Alejandro Dumas, pero éste regresó conmigo ya que la encargada no se quería quedar sin cambio. Por cierto el lugar va iniciando y se ve muy mono, tienen un tapete y unos almohadones en el piso.

Continuando con la venta, en el siguiente local sólo se interesaron por el de la audición pero me recomendaron varios lugares en los que, probablemente, se interesarían por los restantes. Pues me puse en marcha y en todos escuchaba una negativa, frases distintas, pero negativas al fin: "Ya no compro libros, ya tengo muchos, pero suerte", "Mmmm, a nadie le interesan los libros en inglés, pero gracias", "En estos momentos sólo compro libros de de Algebra de Baldor", "No compro libros de Porrúa", "No son libros conocidos, tal vez en esta librería".

Acalorada, sedienta y un poco desanimada me dirigí a la siguiente y última. La primera que veo que está acomodada como si fueran nuevos. Pues por ser libros en inglés y una edición de Porrúa, por los cuatro libros me querían dar la enorme cantidad de $10.00, cuatro libros por diez pesos. $2.50 por libro. No sé ustedes pero se me hizo muy poquito cuando el más barato de los libros me costó $150 pesos. Sorprendida tomé mis libros di las gracias y me regresé a casa con ellos. Los dejé a consignación en un bazar esperando que alguien se apiade de mis pobres y malqueridas novelas. 

3 comentarios:

  1. Hoy vine a tomar mi café en tu compañía... no imaginas cuanto me gusta leerte!
    Yo creo que no podría despojarme de mis libros, seria algo muy difícil, parezco urraca guardando todo lo que leo, jajajajaja!
    Un Beso y te deseo una bonita semana!

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  2. Que triste, yo pensaba que no había algo que valiera la pena y costará menos de 3 pesos, (ja esto lo pense después que mis tacos de guisados empezarón a valer 4 pesos =P)pero sorprende y hasta desilusiona que un libro valga eso y no por un discurso moralista, sobre que poco valor le damos a la cultura, si no que poco valen los recuerdos, las ideas, uno de los mejores relajantes, compañeros, armas... que puede tener una persona.

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